Descripción
Vivir conlleva un trasvase entre lo exterior y lo interior. Los caminos que cruzan esa frontera son permanentes, vados por donde, a través de los sentidos y nuestra capacidad de aprehender lo real, fluyen emociones, sentimientos, ideas y reflexiones que nacen del mundo circundante y crean en nosotros lo que somos: un lugar de paso entre la realidad y la representación que de ella nos hacemos, actos de poesía.
Pero vados permanentes, expresión cotidiana, son también para el poeta los mecanismos creativos que construyen el mundo representado: la ciencia, la escritura, el arte…, sendas que alimentan el yo y por las que devolvemos al mundo, como respuesta, lo que de él tomamos. En el saber que la realidad, el entorno, nos modifica tanto como nosotros lo modificamos. Así: «Mientras miro un paisaje / soy parte del paisaje que otro mira».