Descripción
Pájaros en la boca, revuelo. Sin duda porque son versos nacidos desde el canto para el canto, desde el vuelo para el vuelo, desde la voz que busca ser altura hasta el aire que recela de la luz. O porque son textos que construyen nidales, recintos para pájaros perplejos, para los nacidos de las preguntas y el asombro; para aves que juegan a ser palabras.
En Muda viven las alas ligeras del decir, el roce. Eva Hiernaux nos propone la hondura de lo inestable, lo elevado, la posibilidad de la deriva, la verdad que sostiene, el dolor de lo prosaico. Que mudar es ser en lo que espera. En lo liviano. Aunque, como anuncia Lola Andrés en su prólogo: «el ritmo de la palabra infiere la sospecha de que hay alguien que mira y se sacude, como un ave mojada, la humedad de lo terrible».