Descripción
Nos hemos alejado tanto de nuestro centro interior que ya no sabemos ni quiénes somos. Como el ángelus novus de Klee, huimos hacia adelante, llevados por una tempestad que Walter Benjamin identificó como «progreso» y que nos empuja hacia el futuro, sobre las ruinas de nuestra civilización. No sabemos o no podemos mirar atrás.
Corresponde a la poesía dialogar con los dilemas y tensiones de cada época. Si en La lista Robinson (2023), Casado presentaba una mirada crítica y constructiva en torno a la deshumanización colectiva —la del neoliberalismo económico y la revolución tecnológica, la que nos arroja a los pies del transhumanismo—, en Extravíos se expresa de una manera radicalmente distinta: mirando necesariamente hacia el pasado. La modernidad líquida ha dado paso a una posmodernidad gaseosa, insustancial, tiznada por un halo de escepticismo que solo busca lo utilitario, lo inmediato, lo pragmático, lo rentable. Sin embargo somos memoria. Memoria y emoción. Sin esto no hay arte, ni esperanza, ni vida.