Descripción
El azogue y la plata son metales que se usan para la fabricación de espejos; son metales que reflejan lo que hay detrás, lo que se esconde en los recónditos y lejanos puntos de fuga. Son también metales que se asocian a la luna, a los selenitas, a la noche, al misterio y a la magia.
El mercurio, como único metal líquido, tiene la ambigüedad que une lo que permanece y lo que discurre, lo que pesa y la levedad del alma filiforme de los termómetros antiguos.
La plata, a pesar de ser metal noble, puede perder su brillo: se empaña. Conforma otra ambigüedad, lo que se esconde tras la pátina del tiempo y lo que reluce en los anillos, en las vajillas y en las balas para matar licántropos. El azogue y la plata es una mirada al espejo, mirando a través de él para reconocerse en el otro. Es también una piedra lanzada al vacío que queda después de esa mirada.
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